Obispa Hutterer: Por el Bien del Mundo
Que la paz de Cristo gobierne en sus corazones, a la cual en verdad fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza; instrúyanse y amonéstense unos a otros con toda sabiduría; y con gratitud en sus corazones canten a Dios salmos, himnos y cantos espirituales. — Colosenses 3:15-16
Querido Sínodo del Gran Cañón,
Estoy llena de gratitud al reflexionar sobre la Asamblea de toda la Iglesia de la ELCA de 2025. Fue un don y una bendición que el Sínodo del Gran Cañón pudiera servir como anfitrión de esta reunión de nuestra iglesia, que se celebra cada tres años. Juntos encarnamos el tema de este año—“Por la Vida del Mundo”—a través de la hospitalidad, el servicio y la adoración.
Quiero extender un sincero agradecimiento a los muchos voluntarios que entregaron su tiempo y energía para hacer posible esta asamblea. En particular, estoy agradecida con Mary Beth Baron por su incansable coordinación y liderazgo, y con todos los que dieron un paso al frente—ya fuera desde todo Phoenix, a lo largo de nuestro sínodo o desde todo el país. Muchos de ustedes manejaron o volaron para ayudar, y su presencia me recordó qué alegría es ser iglesia juntos.
También fue un privilegio para mí servir como miembro con derecho a voto, participando plenamente junto con la delegación de nuestro sínodo. Sentada justo al frente, recordé cómo nuestras voces como Sínodo del Gran Cañón contribuyen al testimonio más amplio de la ELCA. Gracias por apoyar a toda nuestra delegación con sus oraciones.
Damos gracias a Dios por el liderazgo fiel de la Obispa Presidenta Elizabeth Eaton y de la Secretaria Sue Rothmeyer, quienes hicieron historia como las primeras mujeres en servir en sus respectivos cargos. Su testimonio constante ha fundamentado nuestra iglesia en la esperanza. Ahora nos regocijamos al dar la bienvenida al Obispo Presidente Yehiel Curry y a la Secretaria, la Pastora Lucille “CeCee” Mills, los primeros líderes afroamericanos en servir en estos cargos. Su elección marca un nuevo capítulo para la ELCA, equipándonos con una visión renovada y valentía para la labor que viene.
Finalmente, quiero darles las gracias a ustedes—el pueblo del Sínodo del Gran Cañón—por abrazar el papel de sínodo anfitrión. Una y otra vez recibimos palabras de agradecimiento de toda la iglesia: gratitud por su calidez, su bienvenida y su testimonio. Su colaboración nos permitió representar el amor de Cristo a visitantes de todos los rincones de la ELCA.
Como nos recordó esta asamblea, somos una sola iglesia expresada en tres formas interdependientes: en nuestras congregaciones, en nuestros sínodos y en nuestra organización de toda la iglesia. Cada expresión tiene sus propios dones, y juntas damos testimonio del amor de Cristo de maneras que ninguna parte podría lograr por sí sola. Ser anfitriones de la asamblea destacó cómo estas tres expresiones no están separadas, sino que son socias en la misión de Dios.
Agradecida de seguir viviendo por la vida del mundo con ustedes,
The Rev. Deborah K. Hutterer
Bishop
Grand Canyon Synod of the ELCA